Es sencillo, no hay placer más grande que la facilidad; que las horas, los movimientos, las decisiones y los ritmos sean fáciles. Si es fácil no hay tensión, que es la principal enemiga del placer y desde ahí podemos entrar en un movimiento fluido, circular y armónico.
Es por ello por lo que, para conectar con el placer, vamos a buscar que sea fácil.
¿Cuál es el camino más directo para tener placer fácil? El que tú te puedas dar a ti misma.
Y esto se te facilitará si te encuentras en una relación amorosa contigo y con tu cuerpo. Con una mirada enamorada de ti y de tus posibilidades. Con la curiosidad de saber cuánto más puede darte tu cuerpo. Con el permiso para dar y recibir placer.
Aunque en el momento de pasar a la acción te asalten dudas y creencias limitantes.
Sólo la pura declaración de intenciones ya te facilitará dar el paso necesario para darte y encontrar placer en ti y para ti.